¿Es posible cuantificar cuánto valen los datos que dejan los usuarios en Internet? Un estudio realizado por la compañía británica Experian y publicado por la Universidad Oberta de Catalunya(UOC) pone la cifra en 870 dólares. Esto para perfiles que contengan información relacionada con los datos financieros de una persona, de accesos a plataformas de pago y redes sociales. “El valor de nuestros datos personales se ha puesto de manifiesto en operaciones como la que llevó a cabo hace cinco años Facebook cuando compró WhatsApp por más de 21.800 millones de dólares, o la que cerró unos años antes Google cuando fusionó Youtube por 1.650 millones”, aseguran desde la Universidad.
La dark webes el caladero en el que se compran estas huellas que solemos dejar en aplicaciones normalmente gratuítas. “Todo tiene un precio, incluso en Internet”, explica Eduard Blasi, profesor del posgrado de protección de datos de la UOC. “A veces cometemos un error al pensar que una aplicación o un software deber ser gratis por el mero hecho de ser un intangible, sin considerar los costes que hay detrás de servidores, estructura técnica, personal que actualiza los sistemas, etc. La realidad es que en el ecosistema de Internet si no pagamos de forma directa lo acabamos haciendo indirectamente con nuestros datos”.
Según datos de la Comisión Europea, poco antes de la llegada del Reglamento General de Protección de Datos en mayo de 2018, solo el 15% de los internautas sentía que tenía el control sobre su información personal mientras que el 71% de los europeos ya compartía sus datos en la web. Aunque, expresan desde la UOC, esta legislación está ayudando a recuperar este control.
Gracias a esta ingente cantidad de datos, además, se están gestando grandes campañas de publicidad digital dirigidas para obtener más efectividad. Por ello, concluyen desde el centro, es necesario que los usuarios puedan tomar decisiones informadas y que puedan ser partícipes de los beneficios de esta revolución digital aunque, por el momento, la Unión Europea ha dicho no a la comercialización de este tipo de información. “Es incuestionable que los datos tienen valor económico, basta con fijarse en el hecho de que las principales empresas del mundo se alimentan de ellos mientras que a los usuarios se les impide obtener beneficios. Además, el hecho de que la privacidad sea un derecho fundamental no debería bloquear la posibilidad de que tuvieran una vertiente patrimonial, como sucede con los derechos de imagen, que también son un derecho fundamental, dice el profesor Sergio de Juan-Creix.
Fuente: CSO-UOC